Reportaje BERRIAK (3/05/2017) sobre los secuestros parentales en el País Vasco.

Resumo el contenido de la entrevista que recoge el reportaje acerca de casos de niños residentes en el País Vasco que han sido objeto de secuestro parental.

Cada vez hay más parejas en el mundo formadas por personas de origen diferente y las separaciones, cuando hay hijos de por medio, suelen ser frecuentemente más complejas. “Hay que ver el nivel de arraigo en el país que tienen los padres que son extranjeros –expone la abogada Esperanza Ezquerecocha. Si no están muy enraizados, ya sabes que querrán irse. Y es muy posible que quieran llevarse al hijo con él”.

            En EuskalHerria se conocen pocos casos, pero algunos han tenido una gran atención mediática. Ezquerecocha participó en dos de ellos a comienzos de los años 2000, en Legazpia y Errenteria. Los dos tuvieron características parecidas: estando la pareja separada, los padres (varones) se aprovecharon de una visita o de unas vacaciones para llevarse al hijo al extranjero; en uno de los casos, a Turquía, y en el otro, a Alemania y luego a Yemen.

            “En principio, nosotros actuamos desde aquí y los representantes del otro país, desde allí”, explica Ezquerecocha. “Pero también hay caminos más rápidos: de juez a juez, mediante una comunicación judicial…”. Y, en algunos casos, incluso por caminos que no son del todo legales. Ezquerecocha recuerda que en sus casos tuvieron que recurrir a un hacker para saber dónde estaba el niño, y uno de los padres que se quedó en Ezquerecocha incluso tuvo que ofrecer dinero a las autoridades del país de acogida. “Es muy distinto cuando trabajas con un Estado serio, que tiene policía y jueces, que cuando tienes que tratar con uno en el que las instituciones no funcionan. En mis casos, en ninguno de ellos el Estado funcionaba bien. Turquía mejor que Yemen, pero también allí la Policía estaba comprada”. A cambio de dinero, las fuerzas de seguridad de Turquía protegían al padre y sus hijos, haciendo caso omiso de las órdenes internacionales de devolución. Al final, la situación geopolítica de la región tuvo su influencia. Cuando empezó la guerra de Irak (2003), por fin cedieron a la presión internacional y devolvieron a los niños.

            Tampoco en el caso de Yemen fue suficiente la reglamentación internacional de La Haya: la diplomacia de alto nivel resolvió el asunto, “seguramente pagando dinero”. Ezquerecocha se queja de la tendencia que tienen los estados, en general, a proteger al padre que es de allí. “Y no es solamente en los países árabes; también en Estados Unidos el chovinismo es notable”.

            No hay una norma preparada expresamente para los casos de malos tratos; y menos si no existe denuncia previa. Sin embargo, todos los expertos entrevistados coinciden: de un modo u otro, la violencia machista es un componente importante en los secuestros de menores. En el caso de los padres (varones), el secuestro suele ser un tipo de chantaje para controlar a la madre. “La madre me decía que para eso se llevaba el padre al niño: para que ella se quedase con él si quería seguir al lado de su hijo”, recuerda Ezquerecocha. “Eso es una forma de maltrato. El control mediante el hijo es una forma de violencia contra la mujer”. (ESTO ES LO QUE PONE TAMBIÉN EN EL DESTACADO EN EL QUE SE TE CITA).

            En algunos casos, sin embargo, se garantiza el derecho a ver al niño al padre que ha sido condenado por violencia de género. “Es muy difícil imponer una orden de alejamiento del niño”, cree Ezquerecocha. “Todavía no les entra en la cabeza a los jueces que el menor también es víctima de la violencia de género y que al padre hay que darle las visitas bajo vigilancia, y no dejarle al menor sin más”. En algunos de los casos que ha llevado ella, ha visto una conexión clara: “La violencia sicológica empieza frecuentemente contra el menor. A ese menor no se le puede dejar a solas con el padre, o al menos no al principio”.

Podéis acceder al reportaje completo en euskera abriendo el pdf siguiente.

REPORTAJE BERRIAK